Japoneses afectados por la radiación nuclear
El nivel de radiación es 20 veces más alto de lo normal
El nivel de radiación es 20 veces más alto de lo normal
Luego del terremoto de magnitud 8.9 que castigó al norte de Japón en la zona de Seidan el pasado viernes 11 de marzo, que provocó un tsunami con olas enormes de hasta 10 metros de altura y un incendio con posteriores explosiones de la planta nuclear en Fukushima (localizada a 200 millas al noreste de Tokio) y accidentes en otras dos plantas ocurridos en serie posteriormente como consecuencia de los cuales fue liberado material radioactivo, las autoridades estiman que ya son miles los afectados por la radiación.
La nube tóxica ha llegado a Tokio y el nivel de radiación se cree que es unas 20 veces más elevado de lo normal lo que implica que dicha exposición puede traer serias consecuencias para la salud. Es por ello, que los habitantes de la capital están siendo evacuados para el sur del país, huyendo así de esta peligrosa nube.
Síndrome Agudo de la Radiación
Entre las secuelas inmediatamente posteriores de la exposición a la radiación está el llamado Síndrome Agudo de la Radiación, una enfermedad que se presenta cuando el organismo se expone parcial o totalmente a dosis radioactivas, en general, durante breves lapsos de tiempo.
Síntomas
Entre los síntomas de este síndrome se incluyen según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC): náuseas, vómitos, dolor de cabeza y diarrea, en primera instancia. Posteriormente, el individuo puede sentirse mejor hasta que reaparecen estos y otros síntomas, entre ellos: fatiga, fiebre, pérdida de apetito, nuevamente náuseas, vómitos y diarrea, daño cutáneo (picazón, inflamación, enrojecimiento, caída del pelo), convulsiones y en casos más extremos coma.
Entre otras gravísimas consecuencias para la salud de la exposición a material radioactivo (algunas de las cuales pueden durar muchos años) están: problemas cardíacos, dificultades respiratorias, retraso mental, mutaciones genéticas y cáncer de tiroides, entre otras.
Precisamente el cáncer de tiroides es uno de los más frecuentes en individuos que han estado expuestos a elevados niveles de radiación (muy común en las víctimas de radiación luego del accidente de la planta nuclear de Chernobyl en 1986) y por ello, como estrategia de prevención, en Japón se están repartiendo capsulas de yodo en los centros que asisten a las víctimas del accidente nuclear de la central de Fukushima.
Estas cápsulas de yodo contribuyen a que la glándula tiroides absorba el yodo contaminado de radiación, buscando frenar así el cáncer de tiroides, especialmente entre los jóvenes, las embarazadas, las mujeres que están dando de mamar, los bebés, los niños y los adolescentes.
La médula ósea y la glándula tiroides son muy vulnerables a la radiación por lo cual la leucemia y el cáncer de tiroides son los dos tipos de cáncer más comunes por esta causa.
La incidencia del cáncer de tiroides y las consecuencias de la nube tóxica a causa de una explosión nuclear, han sido estudiadas y analizadas por los japoneses luego de los efectos radioactivos de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, lanzadas en 1945 durante la II Guerra Mundial y del accidente de de Chernobil rn Ucrania.
Cuanto mayor sea la exposición a la radiación, menor será la expectativa de vida de quien padezca el Síndrome Agudo de la Radiación. La principal causa de muerte en estos casos, es la destrucción de la médula espinal a causa de derrames internos o infecciones.