Medir y tratar la obesidad
Es indudable que la regulación del peso corporal presenta múltiples ventajas para la salud humana. Una persona con el peso adecuado tiene menor riesgo de desarrollar cuadros patológicos, mejora el control de las enfermedades que ya presenta y reduce la mortalidad, además de aportar un beneficio en la autoestima. Por todo ello, debe actuarse sobre la obesidad para erradicarla, por ser causa, factor de riesgo o agravante de numerosos procesos.
Hay que prestar mayor atención, entre toda esa gran maraña, a tres problemas de salud principales en los países desarrollados y muy relacionados con la obesidad, como son:
- La diabetes mellitus tipo 2
- La hipertensión arterial
- Las enfermedades cardiovasculares
Para detectar el problema de la obesidad, es necesario medir o cuantificar su grado usando varios métodos:
1. Indice de masa corporal
El índice de masa corporal (IMC): Es el peso en kilogramos dividido por la masa en metros cuadrados (IMC = peso en Kg/talla2 en metros) . Se trata de un índice sencillo y exacto, y por eso el más usado. El IMC mide indirectamente el tejido adiposo (grasa). Depende de la edad y del sexo, y es independiente de la raza. El inconveniente es que no valora la distribución de la grasa corporal ni permite diferenciar cuando se trata de un incremento de peso por líquido (edema o ascitis) o por masa muscular (en atletas).
Un IMC por debajo de 18,5 se considera bajo peso, entre 18,5 y 24,9 es adecuado, entre 25 y 29,9 sobrepeso, y por encima de esa cifra hablamos de obesidad
2. Perímetro de la cintura
Un segundo método es la medición del perímetro de la cintura en centímetros, ya que la mayoría de enfermedades asociadas al sobrepeso presentan predominio de grasa en el abdomen. Con esta técnica si se diferencian patrones de distribución de la grasa, en concreto dos:
- Patrón androide, donde la grasa se localiza a nivel abdominal-visceral. El tipo androide se asocia a dislipemia, hipertensión e intolerancia a la glucosa (síndrome metabólico)
- Patrón ginecoide (más frecuente en mujeres), donde la grasa se queda en las caderas, los muslos y los glúteos
3. Plicometría
La plicometría es el tercer método, y consiste en determinar el pliegue cutáneo (tricipital, bicipital, subescapular, suprailíaco) mediante un calibrador. Presenta gran variabilidad en su medición, y es dificil su determinación en grandes obesos (obesidad mórbida).
Los objetivos fundamentales del tratamiento de la obesidad son la reducción del peso hasta niveles saludables, y su mantenimiento a largo plazo. Pero para lograrlo es necesario se constante y seguro, porque en los tratamientos adelgazantes es frecuente el abandono a corto o medio plazo.
Para conseguir una reducción significativa del peso es preciso disminuir la ingesta calórica diaria en al menos 500 a 1000 kilocalorías.
La disminución de alimentos con alto contenido en lípidos es una manera práctica de disminuir la ingesta de calorías, pero si las calorías totales no disminuyen no habrá pérdida de peso, para lo cual hay que reducir también la ingesta de hidratos de carbono.
Existen diversos tipos de dieta de adelgazamiento, pero no es suficiente con limitarse a ellas, es necesario modificar el estilo de vida, evitando el sedentarismo y realizando algún ejercicio.
Y la otra faceta para combatir la obesidad es el tratamiento farmacológico, donde es el médico quien debe prescribir y orientar sobre la conveniencia o no de usar fármacos y sus efectos derivados. Debemos desconfiar de píldoras o fórmulas milagrosas que no pertenecen al ámbito médico.