Hepatitis autoinmunitaria

Tipo de hepatitis autoinmunitaria

El higado

Es un tipo de hepatitis en el cual la inflamación del hígado es secundaria a una respuesta anormal del sistema inmune que ataca las células y tejidos normales del hígado al confundirlos con invasores, con sustancias externas dañinas.

La incidencia de la enfermedad es de 1 – 2 cada 100.000 habitantes y es más frecuente en mujeres (niñas y mujeres jóvenes) que en hombres.

La hepatitis autoinmune puede presentarse con otras enfermedades autoimunitaias como:

La hepatitis autoinmunitaria puede presentarse en familiares de personas con enfermedades autoinmunitarias, lo que sugiere que podría existir alguna causa genética.

Clasificación de la hepatitis autoinmune

  • Tipo 1: SMA y ANA positivos, IgG elevada: Es la forma más común que responde bien a bajas dosis de corticoides
  • Tipo 2: LKM-1 positivos: Afecta fundamentalmente a niñas o adolescentes mujeres y puede ser severa
  • Tipo 3:Anti-SLA y anti-LP positivos: Similar a la tipo 1
  • Tipo 4: No se detectan anticuerpos

Síntomas

  • Orina oscura
  • Malestar generalizado
  • Inapetencia
  • Heces pálidas o de color arcilloso
  • Distensión abdominal
  • Fatiga
  • Picazón
  • Náuseas y vómitos
  • Amenorrea (ausencia de la menstruación)

Exámenes de diagnóstico

  • Anticuerpo antinuclear
  • InG en suero
  • Biopsia del hígado en búsqueda de hepatitis crónica
  • Anticuerpos antimicrosomales tipo 1 de hígado y riñón
  • Anticuerpo contra el músculo liso
  • Pruebas de la función hepática

Tratamiento

Puede ser necesaria la prednisona u otros corticosteroides para disminuir la inflamación. Fármacos como la azatioprina y la 6-mercaptopurina que son utilizados para el tratamiento de otros trastornos inmunitarios, han servido en casos de hepatitis autoinmunitaria.

En algunos casos graves, como hepatitis autoinmune de carácter fulminante (inflamación y destrucción del hígado en sólo 8 semanas o menos desde la aparición de la enfermedad), es necesario un transplante de hígado.

Pronóstico

El pronóstico es variable. Con corticosteroides se puede retrasar el progreso de la enfermedad. Pero en algunos casos puede progresar hacia una cirrosis, lo que demandará un transplante de hígado.