Callos: Causas y tratamientos
Generalmente inofensivos pero sumamente dolorosos y molestos
Generalmente inofensivos pero sumamente dolorosos y molestos
¿Qué son los callos?
Los callos son durezas, piel que se engrosa, se seca, se escama y se endurece en ciertas zonas del cuerpo, generalmente en las palmas o dedos de las manos, en los dedos o en las plantas de los pies (habitualmente por algún zapato impropio, que aprieta más de los debido o alguna costura interna que ejerce un roce) por alguna irritación, fricción, presión o roce.
Causas
Se producen como una reacción protectora a causa de la fricción o presión que algún objeto produce sobre la piel. Por ejemplo, los callos (el engrosamiento de la piel) en las manos de las personas que levantan pesas, de los albañiles, de los jardineros, de los remeros, se producen para evitar que el constante roce cause dolorosas ampollas en la zona.
Suelen aparecer en las zonas endurecidas, donde hay protuberancias (hueso), tanto en los pies como en las manos, y alcanzan el tamaño aproximado de una arveja.
Los callos son inofensivos y no suelen ocasionar graves trastornos o consecuencias, salvo excepciones (en personas con pie diabético, por ejemplo) y desaparecen cuando se elimina la fricción que lo producía. Pero si son sumamente molestos y dolorosos y pueden interferir y obstaculizar el normal desarrollo de ciertas actividades de la vida cotidiana como calzarse y caminar. Por ello, es preciso cuidar los pies y prestarles la atención que se merecen, dado que son los encargados de ser ni más ni menos que el sostén de todo el peso corporal.
Tratamiento
Lo más común es que el tratamiento para los callos sea la eliminación de la fricción que lo produce, desapareciendo este posteriormente a las pocas semanas. Mientras tanto se aconseja utilizar algún tipo de parche sobre el área afectada para que no siga lastimándose.
Las personas que realizan tareas de fuerza con las manos (levantamiento de pesas, constructores, operarios, jardineros) generalmente utilizan unos guantes especiales para protegerlas.
Una opción válida es recurrir a un podólogo para que realice los cuidados pertinentes de los callos y las durezas de los pies, que sabrá perfectamente cómo trabajar y evitar que vuelvan a aparecer. Es muy importante sobre todo en los pacientes diabéticos, el cuidado de los pies y de cualquier herida que pueda aparecer en ellos, ya que a causa de su enfermedad esta puede agravarse y ser necesaria la amputación de algún dedo e incluso hasta del pie.
En caso de que se infecte o aparezca una úlcera en la zona del callo, puede ser preciso que un médico deba retirar el tejido afectado e indique antibióticos para frenar la infección.
Tratamientos naturales para los callos
- Aplicar dos o tres veces por día una crema de pétalos de caléndula que suavizará la zona y funcionará también como un antiinflamatorio
- Aplicar un gel en base a aloe vera
- Aplicar complementos de vitamina A y E en la zona afectada
- Aplicar jugo de ortiga (se obtiene al procesar las flores y tallos de la planta) sobre los callos unas cuantas veces en el día
- Remojar en agua caliente (los pies o manos) y luego frotar con aceite de ricino la zona afectada
- Machacar la pulpa de un tomate y colocarla sobre el callo envolviendo con una gasa y dejarlo actuar durante toda la noche durante varios días hasta que desaparezca
- Frotar el o los callos con media cebolla todas las noches antes de ir a dormir, durante varios días hasta ver la mejoría
- Aplicar el jugo de un higo en los callos durante varios días
- Remojar los pies o las manos durante un rato en agua caliente y luego pasar la piedra pómez sobre el callo para suavizarlo, posteriormente aplicar una crema humectante