Ingesta de grasas inflama célula del cerebro e incrementa hambre
Investigadores de la Universidad de California en San Francisco hallaron que unas células del cerebro llamadas microglías se inflaman cuando se ingieren grasas, incrementando las ganas de comer, y guardando relación directa con el sobrepeso y la obesidad.
Investigadores de la Universidad de California en San Francisco hallaron que unas células del cerebro llamadas microglías se inflaman cuando se ingieren grasas, incrementando las ganas de comer, y guardando relación directa con el sobrepeso y la obesidad.
Los seres humanos tenemos unas células en el cerebro llamadas microglías, compuestas por células del sistema inmunológico, localizadas en el hipotálamo, que se inflaman con la ingesta elevada de grasas. Esto se relaciona con el incremento del hambre y obviamente con el sobrepeso y la obesidad. El hallazgo fue realizado por un grupo de científicos estadounidenses, luego de un estudio realizado en ratones y publicado en Cell Metabolism.
El cerebro del ser humano está programado para activarse ante la ingesta de grasas y sentir un apetito especial frente a ellas. Este mecanismo ayudó a los antepasados a sobrevivir en tiempos de escasez de alimentos. Nuestros antecesores necesitaban tener reservas energéticas de dicho nutriente para acumularlo. Con el paso del tiempo, el sedentarismo y consumismo se hicieron presentes en las sociedades actuales, las reservas de grasas se volvieron innecesarias. Sin embargo, el cerebro siguió programado para sentir ese apetito especial y ello favoreció a que la obesidad se volviera una epidemia.
Las células microglías se inflaman con una dieta rica en grasas
Para comprobar que las células microglías se inflaman con una dieta alta en grasas, los investigadores de la Universidad de California en San Francisco usaron ratones de laboratorio a los que les desactivaron dichas células. Posteriormente les ofrecieron alimentos con grasas y observaron que los ratones comieron hasta un 15% menos y su peso se redujo hasta un 40%. En cambio, los roedores a los que no se les desactivaron dichas células, comieron un 33% más y su peso se incrementó hasta cuatro veces.
El biólogo español Martín Valdearcos, investigador en la Universidad de California en San Francisco y primer autor del estudio, señaló:
Los hábitos alimentarios de hoy no tienen nada que ver con los de antes, comemos muchísimo y nuestro estilo de vida nos lleva a la comida rápida que está modificando nuestro cerebro, nos hace comer más, pensar más en comida y consumir alimentos más adictivos.
El neurólogo de la Clínica Universitaria de Navarra, portavoz de la Sociedad española de Neurología, Pablo Irimia, opinó sobre el estudio:
…cualquier animal deja de comer cuando está saciado aunque haya más alimento, pero los humanos no, comemos y comemos a pesar de habernos saciado". "Esto se explica por las diferencias en el hipotálamo y, en concreto, en las células de la microglía, tal y como señala el nuevo estudio.
Primer paso para nuevos tratamientos contra la obesidad
El descubrimiento podría ser el punto de inicio para investigar más a fondo y desarrollar medicación para el tratamiento de la obesidad. Hasta el momento sólo se conocía que las neuronas del hipotálamo eran las encargadas de controlar la ingesta de alimentos. Pero ahora se sabe que ellas son solamente una parte del proceso y que las células microglías también participan. Del mismo modo que los ratones de laboratorio, las personas con obesidad o sobrepeso presentan inflamación en las células microglías y esto no sucede en las que tienen un peso saludable.
Otro estudio realizado por la Universidad de Cincinnati en Estados Unidos publicado el 7 de junio de 2009 en la revista Nature Medicine, encontró que la grelina, conocida como la hormona del hambre, se activa por las grasas ingeridas de los alimentos y favorece el almacenamiento de la grasa en el cuerpo. Este hallazgo también demuestra una relación entre el consumo de una dieta rica en grasas, el aumento del hambre y la reserva de grasas en el organismo.