Los 3 mejores tratamientos para el cáncer de próstata
Existen diversos tratamientos para el cáncer de próstata, de los cuales los más efectivos tienen una tasa de curación del 90 por ciento cuando el cáncer es detectado temprano y se limita a la próstata, con un 75 por ciento de los casos diagnosticados en estas circunstancias.
Un nuevo ensayo clínico del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos combinó una terapia de privación de andrógenos -medicamento que limita la habilidad del cuerpo para producir la testosterona que abastece al cáncer de próstata- con la terapia de radiación. La combinación mejoró significativamente la tasa de 10 años de sobrevivencia entre hombres con riesgo intermedio de cáncer de próstata, un tipo de cáncer que es más probable en propagarse.
Unas de las preguntas que la mayoría de hombres diagnosticados en las primeras etapas de cáncer de próstata se hacen es: ¿Cuáles son los tratamientos de cáncer de próstata más eficaces que existen hoy en día?. Seguidamente presentamos las tres mejores opciones disponibles.
Cirugía
Aunque existen avances científicos, la medicina todavía no es capaz de identificar exactamente donde el cáncer se encuentra ubicado en la glándula del tamaño de una pelota de golf. Es por ello que la mayoría de tratamientos quirúrgicos implican una prostatectomía radical, es decir la extirpación de la glándula de la próstata.
Existen dos formas de llevar a cabo el procedimiento. La primera opción es con una cirugía abierta tradicional, que consiste en realizar una incisión en la parte inferior del abdomen. La segunda opción es una cirugía mínimamente invasiva donde el cirujano usa instrumentos especiales para llevar a cabo la operación a través de un puñado de pequeñas incisiones. La cirugía robótica es un tipo de cirugía mínimamente invasiva que se está convirtiendo en una opción popular.
“La conclusión con la prostatectomía radical es que la experiencia del cirujano es más importante que la técnica”, dijo el doctor Eric Klein, presidente del Instituto de Urología y Riñon Glickman de la Clínica Cleveland. “En la Clínica Cleveland, los resultados después de la prostatectomía -cura, preservación de la continencia y potencia, dolor, y tiempo de recuperación- son casi idénticos entre la cirugía abierta y robótica. Usted debe encontrar al cirujano más experimentado del que pueda disponer, y realizar el tipo de cirugía en la que el cirujano es más versado en llevar a cabo”.
Un punto referencial en términos de experiencia indica que el cirujano debe haber realizado más de 200 prostatectomías. Las estadísticas indican que es más probable lograr un resultado óptimo luego que el cirujano haya alcanzado dicha cantidad de cirugías.
Por lo general, la cirugía es el tratamiento preferido para los hombres más jóvenes con cáncer de próstata -que tengan menos de mediados de 60 años-, debido a que sus cuerpos tienen una mejor oportunidad de resolver los efectos secundarios como son la impotencia e incontinencia. Sin embargo, puede ser un proceso lento, pudiendo tomar entre 2 y 3 años para sanar completamente en el supuesto que los nervios importantes para la función sexual sean dañados durante la cirugía, dijo el doctor David Chen, urólogo oncólogo del Centro Fox Chase Cancer en Philadelphia. El lado positivo de la cirugía es que no tiene ningún efecto en el largo plazo, lo cual no es siempre el caso con los otros tratamientos.
Terapia de Radiación Externa
La radioterapia implica el uso de rayos X de alta energía o partículas como protones usados para destruir las células de cáncer y reducir los tumores. En la actualidad este tipo de tratamiento se está convirtiendo en una ciencia más refinada que simplemente apuntar y disparar. “Con la radioterapia de intensidad modulada, somos capaces de dividir los beams [rayos] en lotes de diferentes beamlettes cada uno con una intensidad ligeramente diferente, por lo que los beams de mayor intensidad alcanzan las áreas más gruesas de la próstata y los beams de menor intensidad cubren las áreas más delgadas”, dijo el doctor Andrew Lee, profesor asociado de radiación oncológica del Centro para el Cáncer MD Anderson de la Universidad de Texas en Houston. “Con los protones también podemos administrar la radiación con más control dentro del paciente. Esto resulta en una dosis alta para la próstata y una dosis menor para las áreas más sensibles como la vejiga y el recto.
Un tratamiento típico de radiación consiste en 40 sesiones diarias en un plazo de 8 semanas. Los científicos vienen investigando la seguridad de la administración de dosis más altas de radiación en menores sesiones, por lo que se podría alcanzar entre 5 a 10 sesiones en vez de 40, constituyéndose en una factible opción dentro de unos años.
Los riesgos de la radiación a corto plazo son limitados. Debido a que la radiación produce daño colateral a los tejidos cercanos en buen estado, existen preocupaciones futuras. “En 10 a 20 años usted todavía podría estar curado de cáncer de próstata, pero la radiación podría haber causado daños en la vejiga o el recto que puede causar disfunción en la micción, algo que tendría un serio impacto en su calidad de vida”, dijo el doctor Klein. Esto implica que el paciente podría desarrollar problemas de disfunción eréctil en un par de años, al margen de que en la actualidad exista medicina que puede ayudar con dicho problema.
Terapia de Radiación Interna
La braquiterapia es un procedimiento ambulatorio de 90 minutos en el que el paciente es anestesiado en forma general, y el cirujano utiliza una aguja larga y delgada para implantar más o menos 100 semillas radiactivas, del tamaño de un grano de arroz, a través de la próstata. Las semillas emiten dosis bajas de radiación para destruir las células cancerígenas vecinas. La radioactividad se disipa en algunos meses, y en la mayoría de los casos las semillas son dejadas en forma permanente. El paciente no logra ver ni sentir las semillas durante el periodo que permanecen en su cuerpo.
“La gran ventaja de la braquiterapia es la comodidad”, aseguró el doctor Lee. En general, los riesgos son comparables con los de la radiación externa, aunque puede que el paciente tenga que tomar algunas precauciones adicionales con su entrepierna radiactiva. “Durante las relaciones sexuales se pueden excretar las semillas dentro de su pareja, por lo que es recomendable usar un condón”, agregó el galeno. “Y si tiene un niño pequeño, no es una buena idea sentarlo en la parte superior de sus piernas mientras las semillas se encuentren activas”, puntualizó.