La medida de la cintura ayuda a predecir riesgo de muerte
Un estudio reciente demuestra que la grasa abdominal es un mejor indicador del riesgo de muerte que el IMC por sí solo.
Un estudio reciente demuestra que la grasa abdominal es un mejor indicador del riesgo de muerte que el IMC por sí solo.
No es una novedad que tener un exceso de grasa en el cuerpo es malo para todos, sin embargo, hasta hace muy poco se pensaba que el IMC era el mejor indicador para predecir los riesgos de mortalidad en las personas, hasta que estudios recientes demostraron que la medida de la cintura – en personas con enfermedades renales – es un mejor indicador del riesgo de muerte.
Para aclarar, esto no quiere decir que por el solo hecho de tener una gran cintura estemos supeditados a morir, sino más bien que es hay un riesgo más grande pues se ha observado cierta relación.
La investigación se realizó sobre un universo de 5.805 adultos con enfermedad renal que tenían cerca de 45 años de edad. En el seguimiento que se hizo a estas personas durante cuatro años, el 12% murió a causa de complicaciones renales. Curiosamente las personas que murieron tenían un IMC un poco menor que el quienes sobrevivieron (29.2 versus 30.3), lo que llamo la atención de quienes analizaron las estadísticas.
Conforme los resultados anteriormente expresados se descubrió que la circunferencia de cintura era mayor en quienes habían fallecido, por lo que se analizó y concluyo que las mujeres con cintura igual o mayor a 108 centímetros y hombres con cintura de 122 centímetros o más, tienen 2.1 veces más posibilidades de morir si se les compara con personas que tienen una cintura normal (80cm mujeres y 94cm hombres).
Es así como, gracias a este estudio, se aprendió que el IMC no es el mejor indicador para saber hasta qué punto afecta la obesidad a los pacientes con problemas renales. Mientras que el IMC (Índice de Masa Corporal) toma en cuenta el peso y la estatura, la circunferencia de cintura toma en cuenta la adiposidad abdominal, lo que marcaría un mejor parámetro a la hora de evaluar el riesgo de muerte en quienes padecen enfermedades renales crónicas junto con el IMC.