El sueño
¿Qué es el sueño? Es uno de los cuatro mecanismos del inconsciente. El padre del psicoanálisis Freud publicó su investigación sobre el sueño en 1900 bajo el nombre de La interpretación de los sueños. En ella se describe al sueño como la puerta de entrada y de salida del inconsciente. Este acto psíquico está impulsado por un deseo inconsciente a ser satisfecho. El individuo no lo reconoce como deseo, ni se detiene en su interpretación ya que sus variados absurdos, contradicciones y extravagancias lo hacen incomprensible para la conciencia. Hay que destacar que es sano soñar y de la interpetación de los sueños (en el marco de un proceso terapéutico), pueden develarse aspectos profundos de la personalidad y de nuestros conflictos.
Esto se debe, según Freud, a la acción de la censura psíquica (represión) que opera para que los contenidos del sueño no generen angustia al sujeto consciente. Para su construcción cooperan una necesidad de concentración del material psíquico que es “condensado” y/o modificado por los mecanismos de la represión, la expresión por medio de imágenes sensibles y una inclinación por la inteligibilidad. Cuando se habla de sueño se refiere al proceso psíquico que forma al sueño a partir de los pensamientos oníricos latentes.
Otra manera de definirlo es como el conjunto de operaciones que transmutan los materiales del sueño (estímulos, restos diurnos, pensamientos del sueño) en sueño manifiesto.
Un deseo inconsciente se acopla a una representación pre-consciente (resto diurno insignificante). Sin embargo para poder acceder al sistema preconsciente del sueño el deseo inconsciente tuvo que sortear la censura que marca el límite entre inconsciente y pre-consciente que disminuye cuando dormimos.
Mientras se sueña nuevamente pasa la energía psíquica al pre-consciente y el sueño empieza a tener sentido. A esto se le denomina elaboración secundaria o cuidado por la intelegibilidad y se emprende cuando dormimos y se proyecta hacia la vigilia.
El sueño tiene cuatro mecanismos: la condensación, el desplazamiento, el inicio de la figurabilidad y la elaboración secundaria o miramiento por la intelegibilidad. Estos mecanismos son los que "desfiguran" los contenidos del sueño.
El motor del sueño es siempre una muestra de deseo del inconsciente que empuja siempre por salir y que consigue un acceso al pre-consciente aunque sea desfigurado.
En el sueño diurno es diferente porque el contenido de representaciones muta en imágenes sensibles a las cuales se las nutre de significado y se cree vivenciar.
Los sueños duran apenas unos instantes y son siempre mucho más complejos de lo que podemos transmitir. Son incoherentes aunque cuando los tratamos de explicar los describimos desde una lógica formal.
Los sueños no son siempre recordados y cuando logramos hacerlo poseen diferentes intensidades a lo largo del día, producto de la resistencia. El soñar rememora lo vivido dentro del útero, se reconocen los sonidos leves, la posición al dormir, la oscuridad, la temperatura placentera del lecho, etc. Es decir, se generan esas actividades primitivas del aparato mental tan asociadas con frecuencia con la primera infancia.