La infidelidad tendría un origen genético
Hay una mutación genética que se asocia con la tendencia a la infidelidad y la promiscuidad.
Hay una mutación genética que se asocia con la tendencia a la infidelidad y la promiscuidad.
Según un estudio realizado por un grupo de investigadores del Laboratorio de Antropología de la Evolución y la Salud de la Universidad de Binghamton, Nueva York, publicado por la revista científica PLoS ONE, la infidelidad y la promiscuidad tendrían una explicación genética.
El equipo de investigadores con Justin García, del Departamento de Ciencias Biológicas a la cabeza, encuestó a un grupo de 181 estudiantes adultos, que respondieron varios tipos de preguntas sobre sus comportamientos y relaciones sexuales y luego les fueron tomadas muestras de ADN, para estudiarlo y constatar si sus conductas sexuales podían estar determinadas por los genes.
Los investigadores se proponían determinar si la mutación del gen DRD4 correspondiente con el receptor de dopamina D4 (sustancia asociada con los efectos del placer en el organismo), podía tener incidencia en determinadas conductas sexuales como la infidelidad y la promiscuidad.
Los resultados arrojaron que un 50% de los que tenían una modificación en el gen DRD4, había sido infiel en comparación a un 22% que no presentaban dicho genotipo. Es decir que los que presentaban mutación del gen DRD4 eran más proclives a ser infieles, promiscuos, a tener relaciones sexuales ocasionales y de una noche, que los que no.
La motivación que lleva a ser infiel y promiscuo, parece producirse en el centro del placer, es decir en la zona donde altas dosis de dopamina (la hormona del placer) impulsan a aquellos más vulnerables, los que tienen la mutación de dicho gen a cometer ese tipo de conductas.
Estos resultados no son una excusa para los infieles y promiscuos, ya que hay muchos que poseen este genotipo que no tienen esta clase de conductas y otros que no lo poseen y sí las tienen. Lo que demuestra este estudio es la relación que hay entre las conductas mencionadas y los individuos que tienen esta mutación genética.
El gen en cuestión, está también relacionado con el gusto por las películas de terror, la ludopatía (adicción al juego) y el alcoholismo. Es que todas estas conductas al igual que las relativas a las relaciones paralelas, casuales, prohibidas, el engaño, producen una alta descarga de adrenalina.
Según García, los resultados arrojados por esta investigación, son una demostración biológica inicial de que hay una asociación entre los genes y la conducta.
El investigador indica que este estudio es tan sólo una primera aproximación al tema y que hacen falta investigaciones más amplias que se introduzcan más de lleno en la relación entre la conducta y los genes. Pero expresa sentirse encantado de que pueda existir esta teoría según la cual el amor y el impulso sexual no circularían por los mismos rieles genéticos.
El equipo planifica extender la investigación, profundizando más en la genética de los individuos investigados, a fin de ver si hallan otros marcadores genéticos que se asocien con esta clase de conductas, además de estudiar también otros factores referentes que la impulsan.