Tipos de personalidad
La palabra personalidad es una variante del término “persona”, usado en latín para denominar a las máscaras que los actores romanos usaban en el teatro. Aún usamos el vocablo “personalidad” o “personaje” para citar al papel que el actor realiza en cada uno de sus actos. Otra acepción se refiere al actor en sí mismo, una persona que se constituye por un grupo de cualidades particulares, distintas del rol que se pueden representar en algún momento (la máscara del actor).
Sin embargo, existen ambigüedades en la definición de personalidad, tanto a nivel científico como a nivel general. En términos cotidianos, podemos considerar a la personalidad como la configuración que hacen otras personas de las manifestaciones externas de cada individuo. En ese contexto, un sujeto podría tener distintas personalidades, en función de las personas que lo evalúen y de acuerdo con las situaciones en que se produzca el juicio. Mediante estos verdaderos juicios de valor, el observador “categoriza” a la otra persona con un valor predictivo y adaptativo.
Por otra parte, en términos científicos y sistemáticos, la personalidad se enfoca en el actor en sí mismo, un individuo que tiene un grupo de particularidades que lo van a definir independientemente de la denominación que de él y de su comportamiento se pueda efectuar. Para Eysenck, la personalidad “es la sumatoria de los patrones de conducta presentes de un organismo en tanto que determinados por la herencia y el ambiente y que tienen origen y de despliegan por medio de la interacción del sector afectivo (temperamento), cognitivo, conativo (carácter) y somático (constitución)”. Asimismo, para Allport la personalidad es “una organización dinámica que actúa en el individuo conformada por sistemas psicofísicos que van a determinar los ajustes particulares al ambiente”.
A modo de síntesis, se destaca que en la personalidad se incluyen la conducta manifiesta y la experiencia privada, en referencia a las características que son en cierto modo consistentes y duraderas.
Vale recordar que se define como “individuo” al ejemplar concreto de una especie viviente que tiene una cierta capacidad de organización interna y se va a caracterizar por ser indivisible y diversa del resto. El vocablo “persona”, en cambio, designa a un individuo humano concreto. Finalmente, en función de lo antes comentado, la “personalidad” es una abstracción científica formulada de modo artificial y utilizada por los psicólogos con la intención de conocer la forma de actuar de las personas.
En la personalidad se distinguen el temperamento (grupo de características relativamente estables del organismo que están determinados por la biología y manifestados en la conducta), la constitución (la unidad morfológica y fisiológica en la que se asienta la individualidad de un sujeto), el carácter (la combinación de valores, creencias y sentimientos en el entorno ético y moral en que cada persona vive) y la inteligencia (en un significado social del término).
El estudio de la personalidad puede basarse en las tipologías (definidas en función de los rasgos de un individuo: extrovertido o introvertido). Así, se habla de temperamento sanguíneo en aquellos sujetos de tono vital alegre, con capacidad para superar los problemas, adecuada tolerancia y gran adaptabilidad. Suele ser entusiastas, pero relativamente superficiales, inconstantes y volubles. Debido a su elevada seguridad y optimismo, pueden comportarse de forma poco prudente y temeraria.
Los flemáticos, en cambio, son personas equilibradas, aunque pueden resultar indiferentes o escépticos. Se destacan por ser comprensivos, tolerantes y prudentes. Tradicionalmente considerados «de sangre fría», pueden ser lentos en sus reacciones e incluso hasta incapaces de tomar una determinación. Entonces, tienen cierta dificultad para adaptarse a situaciones nuevas.
Los coléricos son sujetos apasionados, que viven sus experiencias con profundidad y constancia. Su tenacidad y seguridad en sí mismos los lleva a irritar con facilidad, con pérdida de autocontrol e intolerancia.
Los melancólicos se caracterizan por su seriedad, responsabilidad y sentido del deber. Son personas sensibles y afectuosas, con intensa vida interior. Suelen ser individuos inseguros, angustiosos, y pesimistas, con elevada susceptibilidad y desconfianza. Evitan en general las relaciones sociales y prefieren la soledad.
Existen muchas otras clasificaciones para los tipos de personalidad. Lung propuso los conceptos de “introvertidos” (individualistas, críticos, con poca capacidad de adaptación) y “extrovertidos” (más adaptables, que actúan en razón de las circunstancias, prácticos). Algunos autores distingues subtipos dentro de estas formas de personalidad, como los individuos intelectuales, afectivos, sensoriales o intuitivos. Otros expertos recuerdan los rasgos de la personalidad y señalan la existencia de sujetos dominantes o dependientes, seguros o inseguros, equilibrados o desequilibrados, autoritarios o tolerantes, activos y asténicos, teóricos o prácticos, impulsivos o reflexivos, altruistas o egoístas, coléricos o templado.
Como reflexión, no existen tipos “puros” de personalidad, sino formas «mixtas», con características propias de uno o más tipos o subtipos. La personalidad es una característica puramente individual, con rasgos comunes en unas personas respecto a otras, sin que se produzcan dos exactamente idénticas.