¿Se puede prevenir la gripe porcina con la alimentación?
Todo lo que disminuye nuestras defensas inmunológicas nos hace más vulnerables a padecer la gripe A. Al igual que en cualquier enfermedad infecciosa, nuestra situación previa es un condicionante fundamental, ya que los virus, como ocurre también con las bacterias parásitos y hongos, aprovechan períodos débiles del organismo para atacarnos. La alimentación juega un papel importante favoreciendo o dificultando los estados de susceptibilidad.
Una serie de alimentos concretos pueden servir para ayudar a prevenir esta situación, fortaleciendo o reforzando los mecanismos de defensa propios:
- Jengibre: Tiene poder antibacteriano, sobretodo a nivel digestivo y se ha empleado tradicionalmente para tratar afecciones intestinales, nauseas, indigestión, infecciones, alivio de gripe y tos
- Arroz integral: Protector de mucosas. En su preparación en forma de “agua de arroz” (hervir con agua un cuarto de hora, en proporción de una parte de arroz por tres de agua, dejándolo luego enfriar, y tras colarlo, beber el agua) actúa como antidiarreico, y se ha usado para mejorar cuadros inflamatorios o para facilitar la eliminación de líquidos en hipertensión o edema
- Avena y derivados: También mejora la eliminación de líquidos, además de ácido úrico, por lo cual es beneficioso en el tratamiento de la gota y en enfermedades reumáticas. Favorece a su vez la disolución y expulsión de mucosidades en caso de problemas respiratorios. En aplicaciones externas, sobre la piel, ha demostrado su utilidad en urticaria, psoriasis, sarna y dermatitis
- Ajo y cebolla: Entre sus múltiples beneficios (como por ejemplo la prevención de tumores), favorece la eliminación de gérmenes responsables de infección
- Frutas y verduras: Reúnen prácticamente todas las propiedades nombradas, y presentan además muchas ventajas más. Por citar alguna, la vitamina E es un potente antioxidante, y la vitamina C favorece la curación de heridas además de reforzar la acción de la E
Por otro lado, también la alimentación puede resultar perjudicial si no se realiza de modo adecuado. Las reacciones que hacen al torrente sanguineo más ácido, favorecen el desarrollo de los virus. Es el caso de ciertos alimentos de origen industrial:
- Las carnes rojas generan entre otros ácido úrico. Es preferible combinar las proteínas de origen animal con las vegetales, frutas, legumbres, soja y pescado
- Los productos fritos (chips, fast food) consumidos habitualmente, y sobretodo si se combinan con el azúcar blanco (refrescos y dulces), produce acidificación sanguínea y depósito de compuestos dañinos para el organismo
- La leche de vaca incrementa el ácido láctico, y como fuente de calcio alternativa se pueden emplear verduras y alubias
- El alcohol consumido en exceso también es generador de reacciones ácidas. Esto se comprueba facilmente cuando tras tomar alcohol por la noche se descansa peor, porque incluimos un elemento fuera de lo habitual en la dieta
- Entre otros cabe nombrar al tabaco o a las drogas y los excesos medicamentosos como debilitadores de inmunidad
Pero para concluir, debemos situar con un papel destacado al estrés. Este azote de la sociedad actual, aparte de los efectos que produce en si mismo, es un factor involucrado en la mala alimentación, en el tabaquismo, el alcoholismo y la gran mayoría de hábitos nocivos que se relacionan con la inmunodepresión.