Por qué las francesas no engordan
Respetan los horarios de las principales comidas, atienden las señales de saciedad de su cuerpo, disfrutan de la comida sin prisas ni distracciones…
Respetan los horarios de las principales comidas, atienden las señales de saciedad de su cuerpo, disfrutan de la comida sin prisas ni distracciones…
Francia es uno de los países primermundistas con tasas de obesidad menos alarmantes, comparativamente con el resto del mundo, donde las mujeres son más delgadas. La escritora francesa Mireille Guiliano, publicó en 2007 su libro “Las francesas no engordan” y se convirtió en un bestseller a nivel internacional. Es que conocer el secreto para no engordar es algo por lo que muchos pagarían fortunas.
Según el sociólogo de la Sorbona de Paris, Jean-François Amadieu:
En Francia, la gente está mucho más involucrada en las ideas acerca de la apariencia física.
En tanto Gabrielle Deydier, autora del libro "On Ne Naît Pas Grosse" ("Uno no nace gordo"), señala:
Ser gordo en Francia es ser un perdedor.
Guiliano señala sobre un punto clave en la relación con la comida, el comer según las emociones, algo que se sabe favorece el sobrepeso y la obesidad. Al respecto dice:
Los franceses se diferencian del resto por una sencilla razón: comen lo que necesitan y no buscan saciar el hambre psicológica.
Por qué las francesas no engordan
Mireille Guiliano, en su libro “Las francesas no engordan” explica algunos de los principales motivos:
- Disfrutan de la comida: no comen de pie, apuradas, ni mirando la televisión. Se toman el tiempo necesario para comer. Las distracciones hacen que no se disfrute del plato y se coma mucho más de lo necesario.
- Comen porciones pequeñas: el comer lentamente y saboreando la comida, hace que puedan comer porciones más pequeñas, ya que al disfrutar de la comida se produce la saciedad con menos cantidad. Además disfrutan de ir a hacer las compras y la presentación de los platos en la mesa.
- Los dulces sólo para ocasiones especiales: dejan este tipo de alimentos para oportunidades determinadas y prefieren el chocolate negro y amargo, que es más saludable ya que previene las enfermedades cardiovasculares, además de que mejora el humor, reduce el estrés y es importante para el cerebro.
- Alimentación variada pero saludable: respetan las comidas, no suelen comer fuera de horas (en general unas tres comidas diarias) y prefieren los alimentos frescos como las frutas y las verduras, en lo posible de origen orgánico y la comida casera, evitando los procesados. Aun así, no conciben una dieta libre de carbohidratos, la baguette siempre forma parte de sus comidas, al igual que los lácteos como el queso.
El doctor Valter Longo, director del Instituto de Longevidad de la Universidad de Carolina del Sur, señala sobre la diferencia entre la cultura francesa consumir sólo las comidas básicas diarias y la de la mayoría de los países occidentales que pica a todas horas:
Una de las razones de que los índices de obesidad sean tan elevados [en todo occidente] es que nos hemos acostumbrado a comer lo que queramos, cuando queramos.
- Realizan actividad física con regularidad: el ejercicio es parte de su vida cotidiana, un hábito más, así como lo es cepillarse los dientes, no lo viven como un esfuerzo o una obligación sólo para perder peso.
- Atienden las señales de saciedad de su cuerpo: no se centran en aspectos como la cantidad de comida que hay en el plato: comen con moderación, pero de todo, incluyendo el vino y el champagne.
En síntesis, básicamente las francesas tienen una relación amigable con la comida, no una permanente lucha con ella y no aceptan el sobrepeso como una posibilidad sin hacer nada para combatirlo.
Como regla principal, no saltearse las comidas básicas. Pero sí es importante remarcar que las francesas buscan alejarse de aquellos alimentos que le provocan ansiedad y más ganas de seguir comiendo. La gran ingesta de agua y el cultivo permanente de la paciencia evitan que sientan hambre constantemente.