Tumores hepáticos benignos
Los tumores benignos más frecuentes en el hígado son el hemangioma, la hiperplasia nodular focal y el adenoma. Son más frecuentes en mujeres, y en el diagnóstico juegan un papel relevante las técnicas de imágen (ecografía y TAC).
Los tumores benignos más frecuentes en el hígado son el hemangioma, la hiperplasia nodular focal y el adenoma. Son más frecuentes en mujeres, y en el diagnóstico juegan un papel relevante las técnicas de imágen (ecografía y TAC).
En la actualidad, estos tumores se diagnostican con más facilidad gracias a la mejora en las técnicas de imágen (TAC, Ecografía, Resonancia Magnética). También resulta útil la determinación de marcadores tumorales en el suero (AFP, CEA). En caso de que no quede claro con estas dos opciones, puede requerirse la resección quirúrgica para establecer el diagnóstico definitivo. Ante sospecha de metástasis, se hace necesario identificar el tumor primario.
Destacan tres grupos
1. Hemangioma
Es el tumor benigno más frecuente en el hígado. Aparece principalmente en mujeres en torno a los 45 años de edad.
A su vez se subdivide en: Hemangioendotelioma, que aparece con más frecuencia en niños; Hemangioma capilar; y Hemangoma cavernoso.
No suelen dar síntomas, y en caso de aparecer, genera molestias epigástricas poco específicas. El diagnóstico suele acontecer de modo casual, al practicar pruebas de imagen (Ecografía, TAC). Por lo general, se mantienen estables a lo largo del tiempo, pero a veces pueden crecer, alcanzando tamaños que provocan síntomas compresivos, y entonces se se practicar la resección del tumor (tumores mayores a 6 centímetros).
En los casos asintomáticos, tan sólo se requiere observación. No se han descrito casos de malignización, y en raras ocasiones puede haber rotura espontánea del hemangioma.
2. Hiperplasia nodular focal
Es el segundo tumor benigno en frecuencia en el hígado. Aparece principalmente en mujeres jóvenes. Se trata de un nódulo pequeño (menor a 5 centímetros) y duro, con aspecto estrellado. Presenta una cicatriz fibrosa central, y tabiques radiales.
Su origen parece radicar en malformaciones vasculares congénitas, que inducen una hiperplasia focal de los hepatocitos. Su crecimiento y desarrollo se vincula a las hormonas femeninas y al consumo de anticonceptivos orales.
Al igual que el hemangioma, estos suelen ser asintomáticos, en cuyo caso no requieren tratamiento y el diagnóstico será casual por técnicas de imágen. De dar síntomas, estos consistirán en molestias abdominales vagas y otros síntomas inespecíficos. Cuando se produce crecimiento o existen síntomas, se requiere la resección quirúrgica.
En caso de dudas diagnósticas con el cáncer hepático, puede ser necesaria también la resección para la confirmación histológica.
3. Adenoma
Se trata de una proliferación benigna rara. Suelen ser únicas, pero a veces aparecen múltiples adenomas y cuando son más de diez se habla de adenomatosis. Es más frecuente en mujeres jóvenes, y se relaciona con el consumo crónico de anticonceptivos orales.
Los síntomas consisten en dolor epigástrico, hemorragias intratumorales y síntomas compresivos locales.
En la TAC se puede observar una masa heterogénea y bien circunscrita. En caso de duda diagnóstica, la resección sirve para obtener la confirmación. Los riesgos principales que presentan los adenomas son: rotura con hemorragia intraperitoneal y transformación maligna.
El tratamiento consiste en la exéresis limitada al tejido afecto.