Ansiedad por separación, un trastorno poco común
La ansiedad por separación parece estar más cerca de ser esclarecida, ello gracias a una investigación que identificó un gen vinculado.
La ansiedad por separación parece estar más cerca de ser esclarecida, ello gracias a una investigación que identificó un gen vinculado.
La ansiedad es una respuesta emocional muy importante en el ser humano, ello porque engloba a respuestas de tipo subjetivas a nivel cognitivo respecto de diferentes grados de activación del sistema periférico, por ello importa tanto mantener a raya sentimientos como el miedo, tristeza e incluso la felicidad. Respecto de lo anterior, estudios recientes permitieron identificar un gen que se relaciona con la “ansiedad por separación”.
La ansiedad por separación presente en niños se relaciona con dos tipos de trastornos, a saber el síndrome de duplicación 7q11.23 y el síndrome Williams-Beuren. El primero de estos síndromes se relaciona con las fobias y ansiedad de tipo social, mientras que el segundo guarda relación con déficit a nivel cognitivo, aún cuando no haya problemas de ansiedad social.
Al parecer el gen “GTF21” es el que marca la tendencia en aquellas personas que sufren de ansiedad por separación, pues el 26% de quienes tienen una duplicación de 26 genes en el cromosoma 7 (donde se encuentra al gen GTF21), sufre de este trastorno versus el 5% que también lo hace por el famoso síndrome Williams-Beuren.
La investigación se realizó con ratones, a los que se les hizo una duplicación mayor o menor del gen GTF21. Los resultados fueron interesantes, puesto que en los casos donde se hizo una mayor duplicación hubo un aumento en la vocalización por parte de los ratones al separarlos de la madre, no así en aquellos que tuvieron una menor duplicación del gen en cuestión.
Estos estudios no quieren decir que la ansiedad por separación se vive única y exclusivamente por este gen, sin embargo, sí se tiene constancia de que es uno de los que está involucrado en el trastorno, aseguró la autora de la investigación Lucy Osborne (Universidad de Toronto). Por el momento los datos de la investigación son “preliminares”, pues se dieron a conocer en una junta médica (reunión anual de la Sociedad de Neurociencia) y no ha sido publicada en ninguna revista del rubro.