¿Qué pasa en el organismo al dejar de fumar?: Primera parte

A los 20 minutos de dejar de fumar la presión arterial vuelve a los valores normales, a los 3 meses aumenta la función pulmonar y mejora la circulación sanguínea

Dejar de fumar
Fotocortesía de telegraph.co.uk

Fumar se asocia con muchas enfermedades como el cáncer, las cardiovasculares, hipertensión, entre otras y constituye una de las principales causas de muerte en muchos países. Sin embargo, dejar de fumar a tiempo puede hacer que el riesgo disminuye e incluso desaparezca y muchos de los beneficios se pueden apreciar al poco tiempo.

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A los 20 minutos de dejar de fumar la presión arterial vuelve a los valores normales

Las sustancias tóxicas del tabaco actúan sobre el tejido endotelial, que recubre las venas y arterias y reduce el poder de éstas últimas para vasodilatarse, lo cual incrementa la presión arterial. Además apresura el proceso de taponamiento de las arterias. Fumar de sólo de 1 a 4 cigarrillos por día aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular. Dejar de fumar totalmente, tiene efectos benéficos tempranos, a sólo 20 minutos de abandonar este hábito, baja la presión arterial.

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A las 8 horas de dejar de fumar disminuyen los niveles de monóxido de carbono en la sangre

El monóxido de carbono que contiene el cigarrillo, es una estancia tóxica que puede causar daños irreversibles en el organismo, al reducir los niveles de oxígeno en los tejidos. Como consecuencia de esto, los fumadores están más expuestos a los problemas con la falta de oxígeno y las disfunciones pulmonares. Pero a tan sólo 8 horas de abandonar el cigarrillo, los niveles de monóxido de carbono en la sangre se reducen.

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A las 24 horas de dejar de fumar disminuye el riesgo de infarto

Fumar incrementa mucho el riesgo de morir como consecuencia de un infarto cardíaco o de una cardiopatía isquémica. Incluso los fumadores pasivos están expuestos a entre un 25% y un 30% de riesgo de enfermedad coronaria. Pero a tan sólo 24 horas de dejar de fumar, el riesgo de infarto al corazón comienza a reducirse.

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De 2 semanas a 3 meses de dejar de fumar aumenta la función pulmonar y mejora la circulación sanguínea

El fumar se asocia con el mayor riesgo de accidente cerebrovascular, infarto al corazón, trombosis en las arterias coronarias y falla renal. Entre las primeras 2 semanas y los 3 meses de abandonar el hábito de fumar definitivamente, mejora la circulación de la sangre y aumenta la función pulmonar hasta un 30%.

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A los primeros 9 meses de dejar de fumar las células pulmonares recuperan su función normal

Fumar reduce la capacidad de reparación alveolar, lo cual lleva a que las enfermedades respiratorias como la bronquitis, el asma, el cáncer de pulmón, entre otras sean más frecuentes. En los primeros 9 meses luego de dejar de fumar, la tos, el cansancio, la congestión nasal, la disnea, etc., se reducen. Y algunas de las células pulmonares, sobre todo las encargadas de limpiar el sistema respiratorio, recuperan su función normal.

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