Los pensamientos tóxicos
Los pensamientos tóxicos son aquellos que carecen de razonamiento lógico, pero, aun así, son capaces de condicionar nuestro desenvolvimiento social.
Los pensamientos tóxicos son aquellos que carecen de razonamiento lógico, pero, aun así, son capaces de condicionar nuestro desenvolvimiento social.
A diario, nuestro cerebro se queda con toda la información vivida a lo largo del día y la guarda para procesarla luego en el baúl de los recuerdos. Al día tenemos 50.000 pensamientos, de los cuales 10.000 son negativos o tóxicos.
Cuando tenemos pensamientos negativos en torno a un mismo tema, estos pueden ocasionarnos daño, pues cada vez se van haciendo más grandes y los vamos creyendo con más fuerza.
Estos pensamientos tóxicos nos quitan energía y nos arrebatan la fuerza y vitalidad con que comenzamos cada día. Cuanto más se cree en estos pensamientos negativos, estos se van haciendo más fuertes y se van arraigando en nuestro estilo de pensamiento, por lo que se hace muy difícil evitarlos.
Hay ocasiones en que estos pensamientos tóxicos duelen tanto que pueden llegar a condicionar tu vida y carácter, pues si no los sabemos cuestionar son capaces de dañar nuestra autoestima.
¿Por qué alimentamos el pensamiento tóxico?
El problema inicial se da cuando nos asaltan los primeros pensamientos negativos y no los sabemos tratar, de tal manera que acaban rondando por nuestra mente y les damos una importancia que no merecen.
La conocida frase “no lo pienses más y olvídalo” es un error recurrente, puesto que cuanto más pensemos en olvidar ese pensamiento que nos daña, más presente lo tenemos. De tal forma que la idea acaba rondando de manera cíclica en nuestra cabeza con el peligro de convertirse en una obsesión.
Pensamientos tóxico más habituales
1Generalizar situaciones
La generalización de los acontecimientos es un error muy común. Hay que ser más optimistas frente a la vida. Si hoy te sucede algo malo, mañana será otro día. No te va a suceder lo mismo todos los días.
2Hacerse la víctima
Dramatizar exageradamente una situación en la cual nos creemos las víctimas es un desencadenante para que afloren los pensamientos negativos.
3Insultarnos a nosotros mismos y a los de alrededor
Solemos culparnos por las cosas que nos suceden y nos menospreciamos a nosotros mismos, haciendo que las personas que están a nuestro lado también se sientan mal.
4Exagerar los eventos o síntomas cotidianos
Ante eventos o síntomas cotidianos que en realidad son inofensivos reaccionamos de manera tal que imaginamos consecuencias terribles, generándonos miedos que pueden condicionar nuestra vida si no son tratados adecuadamente.
5Crearse expectativas inalcanzables
Es positivo pensar que somos capaces de cumplir todo lo que nos proponemos, pero muchas veces estos pueden llegar a ser un verdadero problema cuando no se consiguen alcanzar esas metas porque la frustración genera grandes dosis de tristeza y ansiedad.
6Quitarles valor a las cosas positivas
Es cuando no valoramos las cosas buenas que nos ocurren en la vida y seguimos centrados solo en las cosas malas que nos rodean.
7Pensar que las situaciones son blancas o negras
Las cosas que nos afectan no siempre son malas o buenas, sino que hay grises. Pensar que todo es blanco o negro genera un estilo perfeccionista que puede afectar el desempeño laboral o personal. Ver la vida desde los extremos no aporta nada bueno.
Cómo evitar los pensamientos tóxicos
Todos tenemos pensamientos que son razonables y beneficiosos, los cuales nos llevan a actuar de una manera adecuada para conseguir nuestros objetivos, pero también tenemos otros pensamientos no razonables y perjudiciales que originan emociones desagradables, ansiedad, problemas y nos impiden hallar las soluciones a estos.
Por tal motivo, debemos cuestionarnos si los pensamientos que circulan por nuestra cabeza son razonables o no, y en caso de no serlos, tratar de ver cuáles serían los razonables para abordar la situación. Solo así podremos determinar las características de ambos para poder detectarlos y no creernos valoraciones que en sí no tiene fundamento alguno.