El lado oscuro de los fármacos (Las RAM)
La abreviatura “RAM” se emplea en sanidad con el sentido de “Reacciones adversas al medicamento”. Según la OMS, se define como cualquier respuesta nociva y no intencionada, que se produzca en dosis que normalmente son usadas en el hombre para la profilaxis, diagnóstico o tratamiento de una enfermedad, o para la modificación de las funciones fisiológicas.
Se trata de una realidad tan antigua como la propia existencia de los medicamentos, y se hace referencia a ello desde mucho tiempo atrás en algunos textos, por ejemplo en el código de Hammurabi o en la Odisea de Homero.
Conforme aparecen nuevos medicamentos y se desarrolla el mundo de la farmacología, su incidencia y su importancia no dejan de incrementarse. En EE.UU. constituyen la cuarta causa de muerte, y el 7 % de todos los ingresos hospitalarios.
Entre los factores de riesgo para su aparición debemos destacar:
- La presencia de múltiple medicación tomada al mismo tiempo por el paciente (paciente polimedicado)
- La existencia de procesos que alteren el metabolismo de los fármacos o su eliminación (ocurre con las enfermedades que afectan al hígado y las enfermedades renales)
- Como ejemplo podemos nombrar, en el caso de pacientes con disfunción renal, tres medicamentos que suponen un mayor riesgo: Digoxina, litio y aminoglucósidos
Las edades más peligrosas son las más extremas de la vida (los niños y los ancianos). Se puede hablar también de predisposición genética, como ocurre en los pacientes con déficit de glucosa 6 fosfato deshidrogenasa. En lo referente al sexo, existe un mayor porcentaje de RAM en mujeres, y esto se atribuye a la predisposición genética o al tratamiento con anticonceptivos orales, capaces de inhibir el metabolismo de ciertos fármacos. En algunos pacientes el problema es una hipersensibilidad a principios activos o excipientes (aditivos que acompañan al producto).
Para identificar los efectos adversos que no hayan sido descubiertos o hayan pasado desapercibidos, surgió dentro de la farmacología lo que conocemos como “Farmacovigilancia”. Además de cuantificar el riesgo, propone medidas para reducir la aparición de estos problemas, e informa a las autoridades sanitarias sobre los casos detectados.
Lleva a cabo estudios en grupos de pacientes expuestos a un fármaco específico, o bien en pacientes que presentan una reacción adversa determinada y sobre los que se indaga para saber los fármacos que tomó.
Existen unos criterios que se tienen en cuenta a la hora de valorar si un fármaco ha podido ser causa de una reacción adversa, son los criterios de causalidad:
- Secuencia temporal: Es necesario que exista una secuencia temporal razonable. Es decir, que el fármaco se haya dado antes del efecto, nunca después, y que el tiempo transcurrido entre el consumo de éste y la RAM no sea excesivo (no podemos atribuir un estreñimiento a un fármaco que la persona consumió hace años)
- Plausibilidad biológica: Debe existir una relación científica entre el fármaco y la RAM. Por ejemplo que una hemorragia sea provocada por un anticoagulante
- Ausencia de causa alternativa que explique el problema
- Mejoría del problema tras la retirada del fármaco
- Reexposición positiva: Al volver a darlo, el individuo empeora
- Conocimiento previo de la reacción en la literatura científica